La tienda MKR abre sus puertas una vez concluida su reforma.
El diseño introduce nuevos elementos que generan una mayor fluidez espacial a partir de una reducción significativa de artefactos existentes, con la consiguiente mejora de la circulación y de la percepción visual del conjunto.
El nuevo espacio se articula a partir de la introducción de una escalera helicoidal justo en el lugar en que las plantas baja y sótano se superponen. Esta hélice, a modo de perno gigante, se constituye en el eje de giro que permite la articulación de las dos plantas, baja y sótano, que se deslizan noventa grados una sobre la otra.
La localización y trazado de la escalera va a determinar la configuración formal y la posición de los dos grandes expositores, definidos por curvas, de alturas y diámetros distintos, que se superponen ofreciendo su concavidad interior a los diversos artículos para su exposición al público.